"Mientras Abelardo Padilla iba cayendo desde el décimo piso de un edificio en el   barrio Sotomayor, cerca del centro, en donde vivía ya desde hacía dos meses, los   testigos supusieron que no sobreviviría. Mientras se revolcaba de dolor en el suelo, las   personas que corrieron a ayudarle creyeron que el deceso sería cosa de minutos.   Cuando llegó al hospital y constataron sus lesiones, los médicos y enfermeras   aseguraron que no duraría vivo por más de un par de horas. Y cuatro semanas   después, cuando le dieron de alta, todos los que estuvieron cerca de él en su estadía en   el Hospital Doctor Rufino Mardones especularon acerca de que Padilla volvería a   hacer lo mismo en un futuro no muy lejano".