De Genaro Arriagada uno espera un libro que sea un ensayo —que ha escrito muchos— o un trabajo de ciencias políticas o unas memorias, pero nos sorprende con algo que no habíamos imaginado en él: una auténtica novela. Un relato de ficción que se deja leer como un thriller, que nos agarra desde la primera hasta la última página, bien escrito, que a veces nos hace reír y en otras nos emociona, mientras nos arrastra por una época de cambios vertiginosos para luego introducirnos en discusiones que resuenan como aquéllas que más de una vez marcaron nuestras vidas. Personajes llenos de humanidad, contradictorios, ni tan buenos ni tan malos, simplemente complejos como la época que les tocó vivir. La historia de una generación que trató de cambiar el mundo y que falló. Y, en el trasfondo, Santiago, la ciudad con su alma dividida, a veces en la sumisión y el silencio y en otras convulsionada por la fuerza incontenible de las masas en las calles. Una novela apasionante de amores, buenos y malos, inconclusos; de dilemas y angustias morales que plantea la vida de un país sacudido por revoluciones y contrarrevoluciones; de luchas en una sociedad llena de contradicciones donde conviven la victoria, la derrota y la desesperanza; historias de exilios, riquezas y caídas; de sueños de luchas armadas y de imperios económicos que se derrumban como castillos de naipes; de pasiones como fuegos y de amistades profundas que sobrevivieron a la culpa y la adversidad.